Hace poco salió la película basada en este gran libro de Gabriel García Márquez. Tuve la oportunidad de verla, y aunque los paisajes que se muestran son espectaculares, las actuaciones son muy buenas, y la adaptación de la historia es bastante fiel, prefiero infinitas veces la versión escrita.
Creo que en las pantallas del cine se pierde la magia que caracteriza a toda buena novela: la posibilidad de imaginar las escenas y los personajes, el poder de crear en la mente el mundo en el que se desenvuelve la historia. Esta es una obra que vale la pena leer, y aunque más de una vez me han mirado raro cuando digo ésto, para mí, El amor en los tiempos del cólera supera con creces a la famosa Cien años de soledad.
Como siempre, el estilo impecable y cuasiperfecto de García Márquez, se conjuga con una historia profunda y con unos personajes tan reales que casi se pueden ver y tocar. En estas páginas se utiliza la narrativa para explicar la fuerza de un amor que a simple vista era imposible, pero que al final logra imponerse sobre los obstáculos y las vicisitudes. Florentino Ariza se enamora de Fermina Daza, y comienza entre ellos un romance epistolar, que se acaba a los pocos años, cuando la mujer decide dejarlo y casarse con otro. A partir de ese momento, Ariza enfrenta su tristeza y decide esperar pacientemente el momento de la muerte del marido, para intentar rescatar del polvo de los recuerdos, a aquel amor que perdió por circunstancias del destino.
Es una historia que para los tiempos que corren no es más que una simple fantasía sin asidero alguno. Pero, a través de este libro, es posible transportarse a aquella época en la que el cólera era el principal enemigo del cuerpo, y el amor la salvación y, al mismo tiempo, el tormento de las almas.